jueves, 30 de septiembre de 2010

Período de adaptación


Hemos estado hasta hoy con el famoso "período de adaptación" escolar de ELLA. Ha sido bastante ridículo llevar los primeros días 45 minutos al cole a una niña que está acostumbrada a estar sin sus papis desde las 9:15 hasta las 16:30. ¿Será psicólogo/a el que tuvo esta genial idea? ¿Ha escuchado hablar de la tan manida frase "conciliación de la vida familiar y laboral"?

Mañana empiezo a trabajar tras las mini-vacaciones. Quizá mi jefa entienda que yo también necesito un período de adaptación. He pensado llevarle una propuesta por escrito, que la conozco y le gusta que quede constancia formal de todo. Mi planning es el siguiente:

- Día 1: Me aproximo a la puerta, veo a mis compañeros/as entrar, los saludo y me despido.

- Día 2: Entro al hall y pregunto si hay algo en el cajetín para mí. Voy acompañada de alguien importante que me transmita seguridad. No espero que me enseñen el contenido del cajetín y me voy.

- Día 3: Ya puedo entrar sola y acercarme con la tarjeta a fichar, entrar en el despacho, subir las persianas y encender el ordenador. Ese día puedo llevarme algún objeto personal: un cojín, la mantita de echar la siesta, etc. Tendré que permanecer al menos una hora seguida dentro y no estaré obligada a coger el teléfono si suena.

- Día 4: LLegó la hora de enfrentarse, de aprender a asumir retos imposibles: tendré que ponerme el uniforme y meterme la camiseta de la talla mediana sin que se me vea el ombligo salido ya para fuera que tengo.

- Día 5: ..................

No puedo seguir, no me veo capaz de pasar del día 4...

En realidad, todo esto ocurrirá en el minuto 4 :-(

Intentaré recordar de nuevo diez cosas positivas y coger mucho aire para aguantar el tirón.

Anoche ocurrió una cosa muy buena: ELLITA saludó por primera vez a su atento papá, que ni debía respirar para concentrarse en lo que sentía en la palma de la mano que tenía sobre mi panza. Le dijo algo así: POM....POM. Quizá es su forma de decir: "HOLA PAPÁ".
Y esta noche acaba de pasar otra cosa buena, aunque no terminamos de creérnoslo del todo: ELLA ha tirado su chupete a la basura y hemos hecho una foto de la hazaña para que Papá Noel y los Reyes Magos puedan confirmar que no les va a mentir en la carta cuando les diga que este año se ha vuelto mayor... ¿Superará este trance sin "período de adaptación"?


martes, 28 de septiembre de 2010

Yuhuuuuuuuuu!

Hoy , que cumplimos la semana 19 de embarazo, me han llamado del departamento de Genética para confirmarme algo que mi interior ya sabía: los resultados de la amniocentesis han sido normales. A diferencia de otras ocasiones, en las que se me acelera el corazón antes de que alguien acabe una frase, porque anticipo en milésimas de segundo varios posibles finales (casi siempre negativos, claro), esta vez he permanecido serena. Me he sorprendido pensando en positivo desde que me hice la prueba hasta hoy. Sólo esperaba la llamada de confirmación. Elsa Punset (*) va a tener razón; es importante entrenarse en la búsqueda de lo positivo para producir un efecto imán que atrape lo bueno. Esta noche intentaré, antes de dormirme, hacer el ejercicio de pensar en al menos diez cosas positivas que me hayan pasado hoy. Una de las más importantes acabo de compartirla. Y otra acabo de sentirla mientras escribo estas letras: ELLITA sigue haciéndose notar, ya no son leves latidos, ya son minipatadas. Y me encanta!

(*) http://www.youtube.com/watch?v=xj4PfUH51KY

lunes, 27 de septiembre de 2010

El milagro de la vida en 4D



La semana pasada fuimos a ver una de las películas que más nos ha impactado en nuestra vida. No sabría qué título ponerle. No tengo palabras. Ya lo canta Presuntos Implicados en una canción que me regaló hace tiempo una AMIGA y me encanta: NO HAY PALABRAS.

"[...] Pobres palabras que no serán más que copias de un cuadro, no el original; sólo en ese silencio que se adivina en la voz sonarán las palabras de la emoción [...]"

La consulta privada con un ginecólogo bastante conocido de esta zona me hizo pensar en lo bueno que debe de ser tener dinero de sobra, no como yo cuando digo mi famosa frase: "Estoy forrada" (forrada de ilusiones debe ser). Ahora hablo del tema puramente material , cuestión de euros; pagar para que te traten de manera amable, sin aparente prisa, con decoración perfecta, música ambiental, pantalla gigante... Definitivamente mi MADRE tenía razón cuando me decía que yo había nacido para princesa (¿quién no?)

Volvimos a escuchar palabras llenas de tranquilidad. Todo está como tiene que estar, ni más ni menos. Sigue creciendo a buen ritmo y con normalidad. De nuevo no paraba de moverse; cruzaba las piernas, levantaba los brazos, abría la boca... Nos enseñó su cara, su nariz chata (a mí no puede parecerse entonces), su fémur, su garganta, sus pies, sus manos... Su corazón palpitando. Fue muy emotivo. En un descuido de su pudor también nos enseñó sus genitales y nos confirmó lo que ya nos habían anticipado en la ecografía anterior.

A partir de ahora ELLO ya no será más ELLO. Ahora ELLO ya es ELLITA. Síiiiiiii, ELLA va a tener una hermanita. Si lo sé llevo una toalla para secar la baba de ÉL. Y a mí me encanta pensar en mis dos HIJAS.

ELLA dibuja especialmente bien. Ya me atrevo a soñar con su nuevo dibujo familiar :
"Este es papá, esta es mamá, esta es mi hermana pequeña y esta soy yo".

martes, 21 de septiembre de 2010

Lo bonito de mi infancia

Bañarme en la bañera de casa con mi hermana.
Apoyar mi cabeza en el hombro de mi padre mientras veíamos “El Hombre y la Tierra”.
Ir con mi abuelo a tomar mostos.
Las vacaciones todos juntos en algún camping o en el Sur.
El olor a virutas de madera del taller de mi padre.
Mi bandurria.
La finca de mis abuelos paternos, sus perros, sus faisanes, sus caballos, su loro…
Mi primer día en la nieve con mis padres y mi hermana.
Mi perro Tristán.
Los relatos de mi abuela materna sobre cómo había sido su infancia.
Celebrar el cumpleaños en casa.
La frase diaria de mi madre cuando me echaba a la cama: “A dormir para mañana estaaaaaaaaaaaarrrrrrrrr…” y yo contestaba ¡…alegreeeeeeee!!
Las barriguitas.
Las nubes de algodón y las manzanas de caramelo.
Acompañar a mi abuela a la compra y atiborrarme de galletas de chocolate.
El armario en miniatura que me hizo mi padre para guardar la ropa de mis muñecos.
Adornar juntos el árbol de Navidad.
La mañana del día de Reyes abriendo regalos.
Mi "mocosete" del alma.
Las cebolletas gigantes.
Ir a comer sardinas en verano.
Jugar en el recreo del colegio imitando a Rafaela Carrá.
Calarme jugando con globos llenos de agua.
El nacimiento de mi sobrina.
Las “payasadas” de mi madre y sus cariños.
Los partidos de baloncesto.
Los campamentos de verano.
Las cartas en el buzón.
La casera y las mirindas.

Poder dibujar a mi familia:
"Este es papá, esta es mamá, esta es mi hermana mayor y esta soy yo".

jueves, 9 de septiembre de 2010

Sin el consentimiento del alma

Estoy volviendo a leer un libro que me regaló mi amiga la logopeda, “Con el consentimiento del cuerpo”: “[...]Una madre le explica a su hija embarazada el juego de fuerzas que cobran vida en ella, y le propone catorce movimientos de suma precisión que prepararán su cuerpo para el nacimiento. Fundados en rigurosos datos anatómicos y fisiológicos, estos movimientos despiertan en ella la afición por las sensaciones sutiles y por habitar su cuerpo en todos sus rincones, su ternura, respeto hacia sí misma y hacia su hijo por nacer [...]”

Hace años que no leo un libro por placer, me refiero a uno que no esté relacionado con educación o discapacidad y justo voy a leer uno que ya he leido. Pero ahora mismo tengo muchos interrogantes y necesito respuestas. Lo que más me gusta de este libro, más allá del tema corporal y del análisis tan profundo que hace de los cambios fisiológicos, es la reflexión sobre las implicaciones emocionales del embarazo.

El otro día contaba que me sorprendo pensando intensamente en mi madre y hoy leyendo me encuentro esto: “Dar nacimiento a un niño es hacerse madre, pero es también volver a ser la hija de su madre. Todas las mujeres dan a luz pensando en sus madres. A veces es un motor, otras una traba”.

Ayer, sin pleno consentimiento de nuestro alma, invadimos el espacio vital del nuevo ser. No fue dolor físico el que sentí cuando la aguja penetró en el abdomen, sentí dolor de otro tipo, mucho más intenso y que sólo el tiempo mitiga. Detesto que me invadan mi espacio personal y ELLO no ha nacido y ya hemos urgado en la burbuja existencial que le envuelve. Me lo voy a perdonar porque no me puedo pasar la vida culpabilizándome por todo y creo que merezco algún que otro respiro. No tengo miedo al resultado, curiosamente en mí, que tengo miedo hasta de mi sombra. Lo único que temía era que algo no funcionara bien. Han pasado 24 horas, sigo haciendo reposo (escribo desde la cama) y pienso que el peligro prácticamente ha pasado.

Pudimos ver lo que ha crecido en tres semanas, es increíble. De nuevo todos los datos normales, una vez más tuvimos suerte con el ecógrafo (morenazo con acento extranjero) y la exploración resultó agradable. Nos anticipó con nuestro permiso el posible sexo del bebé y es.....nada más y nada menos que......Bueno, mejor lo cuento cuando estemos más seguros :-)

Dijo que era un bebé muy revoltoso/a porque no paraba de moverse. Le dije que he empezado a notarlo. Llevo varios días notando muy de vez en cuando leves cosquillas o algo parecido al latido de un corazón. Me dijo que era imposible en la semana 16 (me pareció un pelín radical el comentario), que hasta la semana 20 no se nota y que será otra cosa. Yo reafirmé que lo noto, no me puse a dudar, no me impresionó su bata ni su dilatada experiencia, ni la cantidad de manuales que habrá leido. Os aseguro que tengo plena seguridad de que son sus mensajes. He revisado mi diario del anterior embarazo; empecé a sentirla en la semana 17 y su papá lo notó ya en la 19. Si mis bebés son precoces haciéndose notar y mi útero amable que me permite sentirlos esa suerte que tengo. ¡Y qué sabrá él que nunca ha tenido un bebé dentro! :-)

“El vientre de las mujeres es un planeta que rehace indefinidamente el mundo en el secreto de su océano en miniatura”.

Perdona, cosa pequeñita, por haber navegado durante unos instantes sin tu permiso en el mar que te acuna a diario.
Hubiera preferido enviarte este mensaje en una botella: “Ya te quiero”.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Tesoros cotidianos


Imagino que será un poco difícil de entender para alguien que no ha sentido nunca pánico antes de abrir la puerta de su casa...

No me ocurre siempre pero sí bastante a menudo; subo las escaleras, preparo las llaves para abrir la puerta de casa y entonces me viene sin buscarlo el desagradable recuerdo de lo inquietante que era ese momento cuando vivía en mi casa familiar. Cualquier cosa era posible salvo encontrar tranquilidad.

Primero fue la imagen de mi padre en la cama durante meses. Diagnóstico: depresión mayor. Pronóstico: reservado. Medicado, despeinado, con barba, desconocido, con su mirada azul perdida.. ¿Dónde estaba mi PADRE? ¿Qué fue de aquel señor elegante, inteligente, trabajador, estricto, perfeccionista al que tanto me parecía físicamente y al que tanto admiraba? (¿me seguiré pareciendo?)¿Por qué dejó de ser mi príncipe para siempre?

Más adelante, ya SOLAS, muchas veces el problema era económico y yo no me atrevía a decir, por ejemplo, que tenían que comprarme una calculadora científica para el instituto o unas pinturas de cera para el cole porque sabía que eso podía desencadenar un huracán; ensayaba una y otra vez cómo decirlo sin que me chillaran pero cualquier intento era en vano. Los gritos desesperados formaban parte de la cotidianidad. Otras veces el problema era una discusión tremenda con mi abuela, mi hermana, con quien pillara, el tema acababa siempre con voces desorbitadas y a mí me daba vergüenza después cruzarme por el portal con los vecinos. Alguna vez tenía que correr por el largo pasillo hasta mi habitación y echar el cerrojo (aún me pregunto por qué había cerrojos en todas las habitaciones de mi casa) para protegerme porque algo me iba a salpicar a mí. Las peores veces, las más duras que recuerdo con diferencia, tras el umbral de la puerta me esperaban noticias terribles: enfermedades graves, ingresos hospitalarios, fallecimientos repentinos...

Quizá lo estoy exagerando todo y hasta noto cierto tono victimista en lo que escribo. Ya se sabe que hay que descontarme el porcentaje de exageración innata que tengo, pero prometo que me cuesta recordar lo bueno. Al menos hoy, que ando sensible y un poco embarazada. Si otro día hago memoria de “lo bonito de mi infancia”, que lo habrá, lo compartiré, que ese era en realidad el sentido de este blog...

El caso es que por muchos años que pasen sigo valorando como auténticos tesoros determinados momentos de mi día a día actual; ducharme con tranquilidad por la mañana sin temer salir de la ducha...; ir a buscar a ELLA después de trabajar y esperar su abrazo y su sonrisa cuando ve que su mamá ha llegado; meter la llave en la cerradura de la puerta con total tranquilidad sabiendo que sólo me espera silencio dentro; escuchar que ÉL llega a comer y cómo va a saludar y a comer a besos a su niña; echarnos una siesta descomunal sin que nada nos interrumpa; salir a pasear por el pueblo o ir a los columpios o a la playa a ver la puesta de sol; bañarla y echarle crema que huele muy bien; cenar; ver un poquito la tele; contar un cuento inventado cada día; irnos a dormir en paz.
Ayer , antes de irnos a la cama, sentí que estallaba una especie de pomba de jabón dentro de mí. No sé si ELLO me enviaba su primer mensaje. Estaré atenta.

Me encanta compartir el silencio y llenarme de nada, que ya es bastante.

"Donde una puerta se cierra, otra se abre".