miércoles, 9 de febrero de 2011

Simulacro de Parto


Hoy, que ELLITA y yo cumplimos 38 semanas de embarazo, en la clase de preparación para el parto me ha tocado protagonizar un simulacro del gran momento. La expectación era grande. Las diez embarazadas primerizas concentradas contemplando a la “gran experta parturienta”. La escena en realidad era patética: teníais que verme espatarrada en una colchoneta, con una cuña en la espalda y agarrada a la pata de una silla para impulsarme al empujar. Todo esto vestida con ropa de calle. Al menos me he descalzado para no “parir” con las botas puestas. La matrona me daba tantas instrucciones a la vez que no sabía si tenía que inspirar, aguantar la respiración, expirar, empujar o relajarme….Ha costado sincronizarnos pero finalmente hemos ido cogiendo el truquillo y he empujado como si se me fuera la vida en ello. Vamos, que me lo he tomado tan en serio que he acabado completamente agotada. Como recompensa del último empujón, me ha colocado encima un frío muñeco de plástico que tenía incluso cordón umbilical.
Es antinatural enseñar a una mujer a parir, ¿no os parece? Lo he pensado después. ¡Hacemos tantas cosas contranaturales al cabo del día!
He recordado el momento en el que me pusieron encima a ELLA, aunque no fue nada más nacer porque se la llevaron inmediatamente y al rato me dejaron disfrutar de ella durante unos segundos antes de llevársela a la Unidad de Bajo Riesgo (¡qué tres horas más duras sin ella y con miedo a que algo fuera mal!) Ese instante de contacto piel con piel es difícil olvidarlo. Recuerdo que estaba medio llorando y cuando empecé a decirle cariñines se quedó tranquila. Dicen que la oxitocina que provoca las contracciones es responsable de que se “anestesien” los recuerdos del dolor del parto y al final te parece “que no fue para tanto”. Pero no hay amnesia posible para revivir la sensación de tener a tu bebé sobre tu regazo. Mi madre me hablaba de ese momento muchas veces y ahora lo pienso y me parece precioso que lo hiciera. Recuerdo, por ejemplo, que en una carta muy cariñosa que me escribió por mi cumpleaños (creo que cumplía 20 años) me hablaba de lo feliz que fue cuando me tuvo en su pecho después de nacer… No acertó con los regalos materiales que me enviaba, que eran de lo más cursis, pero fue lo de menos. A veces tenía una sensibilidad especial y tocaba la fibra, la verdad.

Estoy deseando sentir a ELLITA por dentro y por fuera. Pero hoy ya he "parido" una vez, me da mucha pereza pensar en empujar y tengo un sueño que me caigo así que mejor dejamos que pasen unos cuantos días, ¿vale? Me voy a dormir. O a intentarlo.

"Ya no me queda nada" "Ya no me queda nada" "Ya no me queda nada" "Ya no me queda nada".

1 comentario:

  1. Este es un NO comentario, porque lo que realmente me gustaría decir (Y casi empujando y haciendo esfuerzos, ahora que he leído El simulacro de parto) es ¡Ánimo, que ya no te queda nada!
    Pero como a estas alturas parece que esta frase ya no transmite mucho ... pues nada que te estamos esperando ELLITA. Aunque sea en silencio y sin comentarios.
    BESOS a las dos.

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